viernes, 19 de febrero de 2010

Entrevista a mi padre (Gran via de oro del carnaval 2010)

"Podría tener ahora un gran curriculum, pero siempre he preferido los amigos a los premios"

El apellido Rendón es al Carnaval de Isla Cristina lo que los papelillos a la cabalgata, el 3 por 4 a un repertorio o los disfraces a febrero. Antonio (mi tío) vive ahora uno de sus momentos más dulces, el de sus bodas de plata con la fiesta más importante de nuestro calendario.
¿Qué siente un carnavalero de toda la vida como usted al recibir esta distinción?
Una gran satisfacción. Creo que la Asociación de Carnavaleros Isleños (ACI) hace una gran labor con nuestra fiesta y es muy bonito que te valoren el tiempo que llevas trabajando por ella y verte recompensado con este premio.
Un premio que, a pesar de reconocer el primer cuarto de siglo de trayectoria carnavalera de sus galardonados, llega para usted con algo de retraso. Hay que remontarse 27 años atrás para recordar la primera vez que pisó las tablas del teatro Gran Vía.
Efectivamente. Hace 27 años que salí en ‘Noche y día', de Uve Ríos, en 1983. Al año siguiente no concursamos, pero seguimos con la comparsa y llegamos a ir a Madrid, al programa ‘Un, dos, tres'. A partir de ahí, sin parar hasta ahora.
¿Cómo se introdujo en el mundillo?
Realmente me metió en el mundillo el Cartera. Estábamos embarcados en la traíña y me dio por ir a los ensayos. Fue él el que me animó a cantar y el que me dijo que si quería ir con ellos en la comparsa. Me sorprendió mucho porque era una agrupación de primer nivel, la de Uve Ríos. Me probaron y empecé a ensayar con ellos. Fíjate si me gustó que venía de la mar con la canasta de sardinas llena y me iba directamente a los ensayos. De allí, para casa. Había veces que incluso engañaba a mi mujer, Bárbara, y le decía que llegaba más tarde a casa porque el barco se había retrasado. O me iba directamente de los ensayos a la mar. Era cuando realmente las agrupaciones ensayábamos fuerte.

¿Qué recuerda de aquellos comienzos?
Las vivencias con Horacio Noguera no se me olvidan nunca porque era un artista. Siempre lo tenía todo tan organizado y tan bonito que te envolvía. Recuerdo con mucho cariño cuando salíamos de actuar en el teatro Gran Vía a las cinco de la mañana y me iba a la mar directamente. Cualquiera me quitaba luego el maquillaje en el barco... Con agua salada tenía que frotarme. Terminaba reventado, pero era muy satisfactorio. Se vivía todo intensamente. El Gran Vía estaba siempre lleno de gente. En la comparsa tenía muy buenos amigos y éramos un bloque muy bueno. Lo peor fue que Uve y Horacio se separaron. Me dio mucha pena.
Luego siguió en la agrupación y comenzó a escribir.
Salimos en ‘Mimo', comencé a hacer cuplés y estribillos. Luego me llevé ocho o nueve años con él.
Todos esos concursos darán para muchas anécdotas.
Imagínate. A la que siguió a ‘Mimo', que fue ‘Arcoiris', casi querría borrarla de mi mente. Le llamo ‘la comparsa de los hilvanes' (risas). Estaba actuando la murga que iba delante de nosotros en el teatro ya y todavía estábamos cosiendo los disfraces. Nos cogió el toro. Fuimos todos a cantar con las varillas que teníamos bajo las axilas sin coser y cuando actuamos y levantamos los brazos muchos no los podíamos bajar porque se nos clavaban. Hubo quien salió con sangre en las axilas. También llevábamos un aro en la cara, a lo Virgen del Rocío, que nos daba en la garganta. Jordi, Quini y yo hacíamos un trío cantando, se nos quedó el aro atragantado y lo hicimos con los ojos saltados (más risas). Luego vino ‘Romancero' (1988), con la que también fuimos a Madrid, y ‘Kabuki' (Primer Premio 1989), que fue otro show.
¿Por qué?
Actuamos en el Palacio del Carnaval el primer día a las cinco de la mañana. Llovió un montón e íbamos pisando todos los charcos con nuestras zapatillitas. No sabíamos cómo iba la puesta en escena. Cuando se iba a abrir el telón uno se tiró un peo y nos moríamos todos de risa. Tuvieron que cerrar otra vez. Me quedaba floja la peluca y los trajes estaban cogidos con pinzas. Uve me decía que no me preocupara, que eso eran los nervios. Salvamos bien la presentación, pero en los pasodobles empezó a temblarme el gorro y al llegar al popurrit, donde nos movíamos un poco, se me cayó la peluca dos veces y lo pasamos fatal. No sabíamos si reírnos o llorar. El público se partía de risa. Cuando terminamos, Uve y yo estábamos revolcados de risa por los suelos. Recuerdo a Cochero tocando la guitarra con la peluca caída por la cara y la cabeza ladeada para que no se le fuera al suelo... Un espectáculo, vamos.
Pero la cosa no quedó ahí...
Qué va. Al día siguiente le dije a Uve que esa peluca había que fijarla como fuera. Y me eché Loctite en las patillas (risas varias). Imagínate luego para quitármela. Al año siguiente seguimos con ‘Corsario'; después, con ‘Retazos de vida', otro sufrimiento porque el decorado lo mandamos a hacer y el que lo hizo no plasmó la idea de la comparsa.
Ha conocido de cerca a casi todos los directores de Isla Cristina.
Sí, y a casi todos los compañeros. Después de ese año Uve Ríos dejó de salir y fui en ‘Burlando coplas', con Manolo Beas y Fernandito. Me fui luego con Cochero, que era mi amigo, e hicimos ‘Rimas y Leyendas'. Fui con José María después en ‘Mi condena', el año que mi hermana Joaquina estaba muy malita. Yo no tenía ganas de seguir pero ella me animó y me dio más fuerzas. Volví con Cochero a ‘Tuareg', donde estaban Fran y Raúl tocando la guitarra. Recuerdo que Fran se hartó de llorar cuando nos dieron el 4º Premio, que fue inmerecido. Casi los mismos componentes montamos al año siguiente ‘Venecia'; éramos todos una piña, la comparsa gustó mucho. Estaban Fran, Carmelito Vázquez, Juanan, mi hermano Manolo Rendón... Seguí al año siguiente con Cochero en ‘Algo nuestro', ‘Esperpentos'... Me gustaba más el grupo que los premios. Podía haber tenido un gran curriculum de premios buenos, pero preferí el buen ambiente. Me fui con José Luis a ‘Roma', ‘Calafate', hasta que regrese con José María a ‘La Palabra', donde estuve escribiendo con Emilio Bogarín, un tío extraordinario. Luego sacamos ‘Enamorando', un pedazo de comparsa a la que faltó ensayo. Continué con José Luis. Con Paco González me he llevado los últimos seis años. En esta edición del concurso voy con Pintao en ‘Muero por ti'. Lástima no haber conocido a Juan Carlos antes, porque con la de años que lleva haciendo Carnaval, lo vive todo con la misma intensidad del primer día.
¿En qué ha cambiado el Carnaval en los últimos 25 años?
Antes había más entrega y se vivía más la calle. Creo que la televisión ha hecho mucho daño, hace que se quede la gente en casa. Había más convivencia, se sentía el calor del público. Ahora va mucho niñato al teatro que no escucha, sólo molesta. Los que estamos cantando, si no sentimos el calor del público, nos venimos abajo. También observo que hay espectadores que llegan, escuchan a su agrupación y luego se van. Eso no es carnavalero. Todos merecemos un respeto. Me gusta fomentar la unión entre peñas, que la rivalidad entre agrupaciones sea sana, que nos ayudemos porque todos estamos en el mismo barco.
¿A quién dedica el Gran Vía de Oro?
A mi mujer y a mis hijos porque he perdido mucho tiempo de estar junto a ellos por salir en Carnaval. Mi mujer siempre me ha apoyado, a pesar de ser muy tímida y poco carnavalera. A mi hijo David le encantan los Carnavales, a mi hijo Antonio también. David escribe muy bien y una vez estuvo apunto de salir, pero nunca lo ha hecho. Todos estuvieron arropándome en la entrega del premio. Fue muy emocionante y estoy muy agradecido.


fuente: la higuerita

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